OCUPACIÓN CHILENA Y LIBRO DE SUJECIÓN

Por Marden Rojas

Un diario de circulación nacional de Chile recuerda que durante la ocupación chilena de Lima, entre 1880 - 1883, los militares peruanos que se rindieron en las batallas de Chorrillos y Miraflores por la defensa de la capital, estaban obligados a firmar todos los meses, un libro de sujeción en la Prefectura de Lima. 

Ese libro de la vergüenza era un registro donde los militares peruanos tenían que demostrar que se "portaban bien" y que no se habían unido a la resistencia o a las guerrillas del compatriota Andrés Avelino Cáceres, quien con un grupo de verdaderos peruanos, luchaban en la sierra central contra el ejército chileno que amenazaba con invadir todo el territorio nacional, con el pretexto de civilizarlo ya que "se encuentra dominado" por las fuerzas diabólicas del mal. Para los chilenos el Perú era algo así como Sodoma y Gomorra de Sudamérica, un país ganado por los pecados capitales.

Al firmar el libro de sujeción, (como lo hicieron en el régimen dictatorial de Fujimori), los militares que traicionaron al inmortal Coronel Francisco Bolognesi en Arica, como el tal Manuel Leiva, el fulano de Belaúnde, el vendepatria de Miguel Iglesias y otros más, se comprometían a no tomar las armas contra las fuerzas chilenas y a no participar en actividades que entorpecieran los planes expansionistas y de rapiña de los invasores. Estaban a la orden del ejército chileno para todo servicio, inclusive para lavar platos y firmar tratados que perjudicaran al Perú, como lo hicieron con los acuerdos entreguistas de Ancón (1883) y de Lima (1929).

"Esta medida era una forma de control y vigilancia por parte de las autoridades chilenas para mantener el orden y prevenir cualquier tipo de resistencia o rebelión", dice la fuente.

De ahí vienen algunas taras que ha heredado un sector de connacionales que no asume el compromiso histórico frente a la Patria y prefiere vivir de la humillación de la ocupación chilena, avergonzados de pertenecer a un país derrotado en guerra. El ejemplo del Titán del Morro de Arica, Francisco Bolognesi, es eterno y siempre tendremos entre manos "deberes sagrados que cumplir" ya sea con la Patria, el Pueblo y la Familia. No lo defraudemos, como ya lo han hecho quienes viven a hurtadillas y temerosos del "que dirán" y esperan el fin de mes para renovar el acta de sujeción con el enemigo que llevan dentro. La historia, finalmente, no pregunta, califica a las personas por sus acciones. Tratemos de que estas sean las mejores, buscando siempre el mayor bien para el mayor número.

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