REPENSAR NUESTROS VALORES

Por Marden Rojas

Se dice con justa razón que los valores morales perfeccionan al hombre porque lo hacen mejor como persona. Se afirma también que el hombre vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive. 

En medio de la crisis generalizada que nos agobia, repensemos nuestros valores fundamentales:

• El valor de la libertad. Es el valor más preciado que posee el hombre. Se divide en libertad de conciencia para una vida coherente;  libertad de expresión para difundir nuestras ideas; libertad de reunión para asociarnos con las personas que queremos y comparten nuestros valores e ideales.

• El valor de la honestidad. El ser honesto te permite hablar y actuar con sinceridad, es no mentir, engañar, robar o hacer trampas para ganar. Implica mostrar respeto hacia los demás y tener conciencia de si mismo. Lo contrario a ser honesto es ser corrupto.

• El valor de la solidaridad. Está vinculado a la generosidad y a la bondad. Debemos ser capaces de dar sin esperar nada a cambio, sin que los actos se vean movidos por el interés, sino por el deseo de dar y actuar con buena voluntad.

• El valor de la igualdad. Es un derecho que implica que todos los seres humanos debemos tener las mismas oportunidades para conseguir las mismas condiciones de vida.

• El valor de la coherencia. Pensar, hablar y actuar conforme a nuestros principios, mostrar congruencia, ser capaces de cumplir la palabra empeñada.

• El valor de la honradez. Actuar con los demás con integridad, con nobleza y sentido del honor, procurando tener siempre conciencia de nuestros actos.

• El valor de la responsabilidad.  Conlleva la aceptación de las consecuencias que se derivan de nuestras acciones decididas y realizadas libremente. Implica poner especial cuidado y atención a nuestros actos, porque tarde o temprano vamos a rendir cuentas por ellos.

• El valor de la voluntad. El ánimo personal para hacer las cosas con ganas y con gusto. Ejercer nuestra facultad para decidir y actuar por nosotros mismos, sin que medie un impulso externo que nos presione a hacerlo. 

• El valor de la constancia. Aprender que la firmeza en los propósitos conducen al éxito. Las metas son casi siempre fruto de la persistencia.

• El valor de la Patria. Para fomentar la unidad nacional, el compromiso con el bienestar general y el progreso de nuestra nación. Implica respetar la historia, la cultura, las tradiciones, los símbolos patrios y la soberanía nacional.

El valor de la libertad II. Implica la posibilidad de manifestar y defender nuestras opiniones, de decidir voluntariamente lo que queremos pensar o creer, decir o hacer.

Demás está señalar que el valor de la Familia es el punto de partida del desarrollo personal y social. Es un espacio donde podemos aprender, desarrollar nuestra confianza básica y encontrar seguridad y amparo. Igualmente, el valor de la Paz, prioridad esencial de nuestro ser y del mundo. 

Una persona que vive sus valores promueve el respeto, la comprensión y la ética. Repensemos el tema de los valores para renovar nuestro compromiso con la

la dignidad, la libertad, la verdad, la Patria y la vida. Solo con una educación en valores se reducirá la corrupción en las nuevas generaciones.

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Fuente: 

Guillermo Ballenato Prieto, autor de varios libros sobre Valores, Madrid, España.

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