¿Y LA REFORMA DEL ESTADO PARA CUÁNDO?

Por Marden Rojas

Se estima que los ciudadanos peruanos pagamos anualmente 25,000 millones de soles en sueldos de la burocracia (civil, policial y militar) a través de impuestos que constituyen la principal fuente de financiamiento del Estado y se destinan también a cubrir gastos públicos, según expertos en el tema.

La recaudación tributaria, sin embargo, se ve afectada con el desvío de fondos a través de la pútrida corrupción que en 2023 llegó a 24 mil millones de soles, de acuerdo a lo informado por la Contraloría General, que en su informe anual mostró que nueve de cada diez entidades del Estado presentan problemas de corrupción e inconducta funcional, comenzando por el Poder Ejecutivo.

La corrupción y el desbalance patrimonial de las autoridades de turno, provocan una pérdida significativa de recursos públicos, lo que perjudica el crecimiento económico del país y afecta directamente a los más pobres y vulnerables. Esto se traduce en una reducción de los programas sociales y servicios básicos esenciales como salud, educación, seguridad, etc., exacerbando la desigualdad y perpetuando la pobreza. En última instancia todos resultamos perjudicados al no recibir la atención adecuada del Estado. 

La recaudación tributaria y la corrupción parecen ir de la mano. A esto se suman los habituales  "créditos suplementarios" que solo para el Congreso de comechados, significaron un aumento de 3 mil millones de soles hasta julio de este año. Supuestamente, estos fondos están destinados a "financiar la reactivación económica", pero en realidad, todos sabemos que se utilizan para renovar alfombras, computadoras y otros enseres de las oficinas de los congresistas. 

Después de la pandemia que desnudó al país por sus cuatro costados, se creía que era impostergable la reforma del Estado, vana ilusión, todo siguió tal cual.

Nadie en el país fue capaz de promover el diálogo para generar consensos y llegar a una reforma del Estado transparente y con rendición de cuentas; a una reforma tributaria que no siga exonerado de impuestos a los que más tienen; a una reforma administrativa que ponga punto final a la cultura de la gauchada en el aparato oficinesco, que solo beneficia a los amigos, compadres y amantes de los que están arriba; que apuntale la descentralización y la regionalización que hace mucho tiempo se cayó a pedazos. Ahora hasta para comprar wuaipe de paño hay que solicitar autorización al MEF. 

Como dice la canción de Julio Iglesias, "todo sigue igual" y los 200 mil compatriotas fallecidos durante la pandemia de Covid 19 no significaron nada para el Estado, que continuó atrapado en su laberinto.

La reforma del Estado no será posible si no enfrentamos al establishment, que, en alianza con partidos políticos corruptos y la prensa concentrada se beneficia del atatu quo y se opone con mentiras a la modernización y fortalecimiento del Estado peruano.

Comments

Popular posts from this blog

Perú Paradójico

¿No hay de dónde sacar jugadores?

TACNA: LA RECONSTRUCCIÓN EDUCATIVA TRAS EL TRATADO DE LIMA